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miércoles, 27 de octubre de 2010

Fisicoculturismo: Todo está en tu mente, así que…Entrena para ganar

Por: Ron Harris

Recientemente asistí a un seminario organizado por el seis veces Mr. Olympia, Dorian Yates
. En un momento, mientras estábamos hablando de la intensidad del entrenamiento y el verdadero signifi cado del fallo muscular momentáneo, Dorian mencionó una analogía que había oído a Mike Mentzer, que había llegado a éste a través del creador del Nautilus, Arthur Jones: "Supongamos que llegas al fallo muscular en una serie de curls, pero entonces alguien malvado te pone una pistola en la cabeza o en la cabeza de tu hijo y te dice que hagas dos más - ¿harías esas dos repeticiones, no?"

Como ya había escuchado esa historia antes, no presté mucha atención. Siempre entreno al máximo de todos modos – o esto creía yo. También había previsto que Dorian me indicase un breve entrenamiento inmediatamente después de que terminase el seminario.

Elegí los bíceps por un par de razones. Una de ellas era porque sabía que no llevaría mucho tiempo y Yates me estaba haciendo un favor. Dos, mi bíceps no han sido nunca muy buenos, a pesar de mis esfuerzos a lo largo de los años. Dorian hizo que empezase con curls concentrados con mancuernas, un ejercicio que normalmente no hago. Él se burlaba por el peso que seleccioné y después de que hiciese un par de repeticiones, me hizo que cogiera un peso más pesado. Yo pensaba, “esto es demasiado peso.”

Empecé a hacer el curl y pesaba muchísimo. Normalmente lo hubiera dejado y hubiera buscado un peso más ligero – pero era una ocasión especial.

Tenía a uno de los culturistas más grandes de mi generación, un hombre legendario por su entrenamiento de intensidad y ética de trabajo, tranquila pero firmemente dándome instrucciones de que hiciese más repeticiones.

Aunque no era lo mismo que tener una pistola en la cabeza, era bastante parecido – no para alguien como yo que hubiera preferido vomitar antes que abandonar a un verdadero icono del deporte, deporte del que formaba parte durante más de la mitad de mi vida. Hice siete repeticiones con un peso con el que, normalmente, ni siquiera hubiera intentado hacer una repetición. Lo siguiente fueron curls con barra EZ y un escenario similar.

Elegí un peso que se podía considerar para un calentamiento y de nuevo me pidió hacer más que con lo que me sentía cómodo – siendo cómodo la palabra clave en este caso. Por una fracción de segundo un coro de dudas y excusas corrió por mi cerebro. No has comido en mucho tiempo, no tenía ningún suplemento pre-entrenamiento para conseguir energía, estás incluso un poco deshidratado y, sobre todo, es mucho peso para hacer un curl. Aún así, una vez más me superé y fui más allá de lo que se suponía que iba a ser capaz. Y no fue debido a algún suplemento maravilloso o por algún fármaco. Trabajé mis bíceps más fuerte y duro de lo que podía recordar en toda mi vida y, lo que había supuesto la diferencia, era la motivación.

Se puede decir que ese ardiente deseo, con una actitud de “hacerlo o morir” es lo que hace que puedas conseguir ese objetivo particular con el peso y hacerlo una y otra vez constantemente, el éxito está garantizado. Pensaba que entrenaba muy duro, pero una vez que vi lo que era capaz de hacer realmente, me vi obligado a cuestionar mi intensidad. Tengo que admitir que me había estado engañando a mi mismo durante mucho tiempo. La mente es, con diferencia, el factor más poderoso en el culturismo y no había estado utilizando la mía al cien por cien.

Ron Harris es el autor de Real Bodybuilding

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