La carga o el peso en el ejercicio es un claro exponente y testigo de que nuestros entrenamientos funcionan adecuadamente y siguen el ritmo que deben, pero no siempre esto es así, ya que entorno al peso hay mucho engaño y falseamiento, puesto que muchas veces utilizamos más del que realmente podemos levantar, a costa de hacer mal los ejercicios o adoptar posturas que involucran a otros grupos musculares y que a la larga nos pueden terminar por pasar factura.
En primer lugar las cargas siempre deben escogerse acorde a nuestra forma física, ya que lo que no podemos hacer es ponernos más de lo que somos capaces de levantar. Es cierto que tampoco podemos quedarnos cortos si lo que queremos es seguir manteniendo un desarrollo muscular. Por este motivo siempre hemos de buscar un equilibrio que consistirá en comenzar con más repeticiones y una carga que se corresponda más o menos al sesenta por ciento de nuestra fuerza, para ir aumentando la carga y disminuyendo las repeticiones para así poco a poco llegar a cargas que se acerquen casi al noventa por ciento de nuestra fuerza. De este modo obligaremos a los músculos a levantar más peso, no acomodarse a una carga, y seguir creciendo.
El problema de esto reside en que casi nadie a la hora de entrenar suele seguir estas pautas, sino que la gran mayoría utiliza cargas mayores pensando que de este modo el desarrollo muscular será más rápido. Esto es un craso error, ya que lo único que conseguiremos será apoyarnos en otros músculos y realizar los movimientos de forma inadecuada, debido a que no podemos y no hemos dado al músculo el tiempo que necesita para aclimatarse a la carga poco a poco e ir venciéndola. Esto lo único que hará será frenarnos mucho más en el desarrollo muscular, puesto que al no poder con la carga e involucrar a otras partes, toda la tensión no será aprovechada por el músculo trabajado, con lo que el ejercicio será una gran parte en balde y sin el resultado buscado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario